Llega una niña con su mamá y le dice:
— Mami, ¿puedo sacar a la perrita a pasear?
— No, hija, está en celo y puede ser peligroso.
Después de mucha insistencia de la niña, la madre le dice que sí, pero que hay que ponerle gasolina en el lomo para evitar el olor y despistar a los perros. Hecho esto, la niña sale con la perrita y después de un rato regresa solo la niña, y su madre alarmada le pregunta:
— ¿Qué pasó con la perrita?
A lo que la niña contesta:
— En la esquina se le acabó la gasolina, pero un perrito muy amable la trae a empujones.
— Mami, ¿puedo sacar a la perrita a pasear?
— No, hija, está en celo y puede ser peligroso.
Después de mucha insistencia de la niña, la madre le dice que sí, pero que hay que ponerle gasolina en el lomo para evitar el olor y despistar a los perros. Hecho esto, la niña sale con la perrita y después de un rato regresa solo la niña, y su madre alarmada le pregunta:
— ¿Qué pasó con la perrita?
A lo que la niña contesta:
— En la esquina se le acabó la gasolina, pero un perrito muy amable la trae a empujones.
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