Estaba una prostituta parada en la puerta del Burdel, cuando pasa un anciano por la puerta y ella le dice:
- Abuelito, ¿No quieres entrar?
- No, hija, yo ya no puedo.
- Anímese, abuelito, vamos a intentarlo.
- No, hija, yo ya no puedo.
- Anímese, abuelito, vamos a intentarlo.
El anciano entra y le da tres veces seguidas y la pobre chica quedó con los ojos virados, y le dice:
- ¿No que no podía?
- Ay mija, coger si puedo, lo que no puedo es pagar. La pensión no da para tanto.
- ¿No que no podía?
- Ay mija, coger si puedo, lo que no puedo es pagar. La pensión no da para tanto.
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